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Inconvenienes y peligros de la mediumnidad


Basado en el Libro de los Mediums de Allan Kardec

Influencia del ejercicio de la mediumnidad en la salud, en el cerebro y en los niños.

221. 1. La facultad mediúmnica, ¿es el indicio de algún estado patológico, o simplemente de un estado anómalo?
“Anómalo, a veces, pero no patológico. Hay médiums cuya salud es muy firme. Los que están enfermos se hallan así por otras causas.”


2. El ejercicio de la facultad mediúmnica, ¿puede producir cansancio?
“El ejercicio demasiado prolongado de cualquier facultad provoca cansancio. La mediumnidad se encuentra en la misma situación, en especial la que se aplica a los efectos físicos. Este tipo de mediumnidad ocasiona forzosamente un consumo de fluido que provoca cansancio, y que se repara mediante el descanso.”


3. El ejercicio de la mediumnidad, desde el punto de vista de la salud, ¿puede de por sí generar inconvenientes, sin tomar en cuenta los casos de abuso?
“Hay casos en los que es prudente, y hasta necesario, abstenerse de ella, o por lo menos moderar su uso. Eso depende del estado físico y moral del médium. Por otra parte, el médium suele sentirlo, y cuando está cansado debe abstenerse.”

4. ¿Existen personas para las cuales ese ejercicio genera más inconvenientes que para otras?
“He dicho que eso depende del estado físico y moral del médium. Algunas personas deben evitar todas las causas de sobreexcitación, y el ejercicio de la mediumnidad es una de ellas.”

5. La mediumnidad, ¿puede causar la locura?
“No más que cualquier otra cosa, salvo que exista una predisposición a la locura, cuya causa radica en la debilidad del cerebro. La mediumnidad no producirá la locura si el principio de esta no existe. no obstante, si ese principio existe, lo que fácilmente se reconoce por el estado moral de la persona, el buen sentido nos indica que debemos ser cautelosos desde todo punto de vista, dado que cualquier causa de conmoción podría ser perjudicial.”

6. ¿Hay algún inconveniente en que se desarrolle la mediumnidad en los niños?
“Sin duda. E incluso sostengo que es muy peligroso, pues esas organizaciones frágiles y delicadas experimentarían fuertes conmociones, y su joven imaginación se sobreexcitaría demasiado. Por eso los padres prudentes deben apartarlos de esas ideas, o al menos sólo hablarles acerca de ellas en relación con sus consecuencias morales.”

Recomendamos al lector que estudie las diversas acepciones de la palabra moral. En este capítulo se la utiliza para aludir especialmente al estado psicológico y espiritual de la persona. Véase la nota no 5 de El Libro de los Espíritus, Brasilia: CEI, 2008. (N. del T.)

7. Sin embargo, hay niños que son médiums naturalmente, ya sea para los efectos físicos, para la escritura o las visiones. En esos casos, ¿se presenta el mismo inconveniente?
“No. Cuando la facultad se manifiesta espontáneamente en un niño, es porque está en su naturaleza y porque su constitución se presta a ello. no sucede lo mismo cuando se la provoca y se la sobreexcita. Observad que, por lo general, el niño que tiene visiones se impresiona poco con ellas, pues le parecen algo completamente natural. Les concede escasísima atención, y a menudo las olvida. Más adelante, esos hechos vuelven a su memoria, y entonces logra entenderlos fácilmente en caso de que conozca el espiritismo.”

8. ¿A qué edad podemos practicar la mediumnidad, sin que haya inconvenientes?
“no existe una edad determinada. Eso depende por completo del desarrollo físico y, más aún, del desarrollo moral. 
Hay niños de doce años que se verían menos afectados por la mediumnidad que algunas personas ya formadas. Me refiero a la mediumnidad en general, pues la de efectos físicos es más agotadora para el cuerpo. Por su parte, la psicografía presenta otro inconveniente: el que resulta de la inexperiencia del niño, en caso de que este quiera practicarla a solas y convertirla en un entretenimiento.”

La práctica del espiritismo, como veremos más adelante, exige mucho tacto para desbaratar las intrigas de los Espíritus embusteros. Si hasta los hombres maduros pueden ser burlados por ellos, más expuestos todavía se encuentran los niños y los jóvenes, a causa de su inexperiencia. Se sabe, además, que el recogimiento es una condición sin la cual no se puede tener trato con los Espíritus serios. Las evocaciones que se hacen sin cuidado y en tono de broma constituyen una verdadera profanación, que facilita el acceso a los Espíritus burlones o dañinos. Como no se puede esperar de un niño la seriedad necesaria para semejante acto, sería de temer que, librado a sí mismo, lo convierta en un juego. Incluso en las condiciones más propicias, es preferible que un niño dotado de la facultad mediúmnica no la ejerza sino bajo la vigilancia de personas con experiencia, que habrán de enseñarle, mediante el ejemplo, el respeto que se debe a las almas de los que vivieron. De ahí se sigue que la cuestión de la edad se halla subordinada tanto a las condiciones del temperamento como a las del carácter. no obstante, lo que resalta con claridad de las respuestas precedentes es que, cuando la mediumnidad no es espontánea, no se debe forzar el desarrollo de esa facultad en los niños, y que en todos los casos hay que emplearla con la mayor prudencia. Además, no hay que excitarla ni estimularla en las personas débiles. Es necesario apartar del ejercicio de la mediumnidad, por todos los medios posibles, a las personas que presenten síntomas, aunque mínimos, de excen- tricidad en las ideas o de debilitamiento de las facultades mentales, porque en esas personas existe una predisposición evidente a la locura, que puede manifestarse por efecto de cualquier sobreexcitación. En ese aspecto, las ideas espíritas no ejercen más influencia que otras. Con todo, en caso de que la locura se declare, tomará el carácter de la preocupación dominante, así como tomaría un carácter religioso si la persona se consagrara en exceso a las prácticas de devoción, y entonces la responsabilidad recaerá en el espiritiso. Lo mejor que se puede hacer, con toda persona que muestre la tendencia a una idea fija, es dar otra dirección a sus preocupaciones, a fin de proporcionarle descanso a sus órganos debilitados.
A propósito de este tema, llamamos la atención de nuestros lectores sobre el § XII de la “Introducción” de El Libro de los Espíritus.

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