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El Problema del Ser y Destino



        El primer problema que se presenta al pensamiento es el del propio pensamiento, o, antes, del ser pensante. Es esto, para todos nosotros, asunto capital, que domina todos los otros y cuya solución nos reconduce al mismo origen de la Vida y del Universo.

       ¿Cuál es la naturaleza de nuestra personalidad? ¿Comporta un elemento susceptible de sobrevivir a la muerte? A esta respuesta están sujetas todas las aprehensiones, todas las esperanzas de la Humanidad. 


         El problema del ser y el problema del alma se funden en uno sólo. Es el alma 37 la que da al hombre su principio de vida y movimiento. El alma humana es una voluntad libre y soberana, es la unidad consciente que domina todos los atributos, todas las funciones, todos los elementos materiales del ser, como alma divina domina, coordina y une todas las partes del Universo para armonizarlas.

         El alma es inmortal, porque la nada no existe y ninguna cosa puede ser aniquilada, ninguna individualidad puede dejar de ser. La disolución de las formas materiales prueba simplemente una cosa: que el alma está separada del organismo por medio del cual comunicaba con el medio terrestre. No deja, por ese hecho, de proseguir su evolución en nuevas condiciones, bajo formas más perfectas y sin perder nada de su identidad.

         Cada vez que ella abandona su cuerpo terrestre, se encuentra nuevamente en la vida del Espacio, unida a su cuerpo espiritual, del que es inseparable, la forma imponderable que para sí preparó con sus pensamientos y obras....... 



         La conciencia, el "yo", es el centro del ser, la propia esencia de la personalidad.

         Ser una persona es tener una conciencia, un "yo" que reflexiona, se examina, se recuerda. ¿Se podrá, no obstante, conocer, analizar y describir el "yo", sus misterios recónditos, sus fuerzas latentes, sus gérmenes fecundos, sus actividades silenciosas? La psicología, la filosofía del pasado en vano lo tentaran. Sus trabajos no hicieran más que tocar levemente la superficie del se r consciente. Los estratos int ernos y profundos continuaron a oscuras, inaccesibles, hasta el día en que las experiencias del Hipnotismo, del Espiritismo, de la renovación de la memoria, ahí proyectaran, al final, alguna luz.

        Entonces se puede ver que en nosotros se refleja, se reproduce todo el Universo en su doble inmensidad, de espacio y de tiempo. Decimos "de espacio", porque el alma, en sus manifestaciones libres y plenas, no conoce distancias. Decimos "de tiempo", porque un pasado entero duerme en ella al lado del futuro que ahí yace en estado embrionario.
El problema de ser y del destino

        Las escuelas antiguas admitían la unidad y la continuidad del "yo", la permanencia, la identidad perfecta de la personalidad humana y su sobrevivencia. Sus estudios se basan en el sentir íntimo, lo que en nuestros días se llama introspección.

         La nueva psicología experimental considera a la personalidad como un agregado, un compuesto, una "colonia". Para ella es apenas aparente la unidad del ser, que puede descomponerse. El "yo" es una coordinación pasajera, dice Th, Ribot 42. Estas afirmaciones se asientan en hechos de experiencia, que no se pueden dejar de lado, tales como: Vida intelectual inconsciente, alteracion es d e la personalidad, correlación entre las enfermedades de la memoria y las lesiones del cerebro, etc.

       ¿Cómo aproximar y conciliar teorías tan diferentes y sin embargo basadas - ambas – en la ciencia de observación? De manera simple. Por la propia observación, más atenta, más rigurosa. Myers lo dice en estos términos.


       "Una investigación más profunda, más audaz, exactamente en la dirección que los psicólogos (materialistas) preconizan, muestra que ellos se engañaron afirmando que el análisis no probaba la existencia de ninguna facultad por encima de las de la vida terrestre, así como ellos a conciben, es capaz de producir y el medio terrestre de utilizar. Porque, en realidad, el análisis revela los vestigios de una facultad que la vida material o planetaria nunca podría haber generado y cuyas manifestaciones implican y hacen necesariamente suponer la existencia de un mundo espiritual. Por otro lado, y en favor de los partidarios de la unidad del "yo", se puede decir que los datos nuevos son de naturaleza a dar a sus pretensiones una base mucho más sólida y una prueba presuntiva que aventaja en fuerza a todas las que ellos podrían haber imaginado, la prueba, especialmente, de que el "yo" puede sobrevivir, y sobrevive realmente, no sólo a las desintegraciones secundarias, que lo afectan en el curso de su vida terrestre, sino también a la desintegración final que resulta de la muerte corporal.

        Mucho falta al "yo consciente" de cada uno de nosotros para poder comprender la totalidad de nuestra conciencia y de nuestras facultades. Existe una conciencia más vasta y facultades más profundas, cuya mayor parte se conserva virtual en relación a la vida terrestre, de la que se desprendiera, por vía de selección, la conciencia y las facultades de la vida terrestre; tal conciencia más alta y facultades más profundas de nuevo se afirman en toda plenitud después de la muerte.

        He sido, desde hace cerca de catorce años, llevado lentamente a esa conclusión, que revistió para mí su forma actual, en consecuencia de una larga serie de reflexiones b asad as e n pruebas, cuyo 
número iba aumentando progresivamente....." 

Fragmento del libro " El Problema  del Ser y Destino " de León Denis

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